martes, 20 de octubre de 2009

un fragmento


... Los padres olvidaban los hechos ante el pretigio de la imagen. Los escritores lo mismo.

Publican libros por el placer de verlos encuadernados, si notar que son los aspectos más tristes de sus personas los que hallaremos en sus páginas.

¿Y no llegará a ser el libro como un derivativo de esa idea del crimen que desearía cometer? ¿No podría ser cada página un trozo de vidrio diminuto en la sopa cotidiana de mis semejantes?

Un libro es un residuo vegetal del hombre. Después de una serie de siglos de palimpsestos y tablillas acumuladas, se explica recién que las ciudades muertas y abandonadas sean cuabiertas por la tierra de aluvión. El libro es una catástrofe lenta, y segura.

De La elegancia mientras se duerme. Vizconde de Lascano Tegui. Ed. Impedimenta.